Simbólicamente podemos hablar del cuerpo como nuestro medio de transporte en este camino vital. El cuerpo nos dice cómo estamos, qué nos gusta, qué no
s duele y nosotr@s decidimos si escuchamos lo qué dice o no, si contamos con él para permitirnos hacer o no desde lo que necesitamos, sentimos.
Me gusta decir que la escucha al cuerpo es una herramienta más
para respetarnos y tomar decisiones en base a lo que estamos escuchando. Hay lugares, personas y momentos que nos hacen sentir más o menos cómod@s. Es ahí, donde el cuerpo nos indica si nos vamos o nos quedamos, si necesitamos movimiento o descanso, soledad o vincularme y mi mente, como parte racional vinculada al cuerpo, escucha esta señal tomando decisión consciente.
Cuando escuchamos el cuerpo no hay confusión en lo que necesitamos, podemos tardar más o menos en escuchar con claridad pero no hay confusión. Nos perdemos cuando la cabeza no quiere respetar al cuerpo y cada uno lleva un ritmo diferente. Si el cuerpo y la mente van unidos nos ofrece confianza y tranquilidad en que lo que estamos decidiendo como opción más saludable, sin forzarnos sino desde el autocuidado y autorespeto integral.
La escucha corporal forma parte del proceso de toma de conciencia. Esta escucha viene tras un liberar tensiones para conseguir el silencio. Entre las diferentes formas podemos encontrar: La respiración profunda o técnicas meditativas, buscando el silencio para preguntarse desde la calma, a través del masaje ya que, esta técnica nos permite relajar tensiones del cuerpo abriendo un espacio de silencio y vacio que permite la escucha, a través de paseos por la naturaleza, el baile… Lo importante es buscar la forma que más cómod@s nos haga sentir.
¿Te interesa? Conoce REConectarte:
Un abrazo, Carmen Pérez